Cuando las luces se apagan de David F. Sandberg
- Diego Maenza
- 22 sept 2021
- 1 Min. de lectura

Cuando las luces se apagan de David F. Sandberg intenta construir una mitología personal, condicionada, eso sí, por las limitaciones de su propias lógicas.
De su trama podríamos alabar una parte media que quiere despegar pero que no lo consigue a plenitud. El inicio se aborda de manera brusca (suma puntos para el terror, al tiempo que los resta para la construcción de la historia), y el final es arrastrado hacia una conclusión manejada con mesura, que marca una pauta positiva para un cierre conveniente de la historia y que no desemboca en la anacronía.
En cuanto a los personajes, se trabajan de manera significativa y con el cuidado del caso. Se trata de explorar una tensa relación entre madre e hija que se incorpora de manera sutil, pero que no indaga en algunas problemáticas de fondo a las que se podría aventurar, y esta incapacidad de asumir el riesgo me frena para brindarle una mejor valoración. No obstante, no son personajes acartonados y eso es una virtud a destacar.
La desventaja quizá provenga de los diálogos y de los elementos de terror. En el primer caso, donde se podría explotar los conceptos del doble, de la ausencia y la oscuridad, solo caben parlamentos enfocados en la acción; en la situación segunda, la intervención de la entidad antagónica se torna por momentos reiterativa.
A pesar de ello, Cuando las luces se apagan nos deja una sensación de desasosiego, y nos impulsa a no caminar por los pasillos de nuestras casas sin antes haber encendido por lo menos una luz.

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