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Fotograma cortesía de Warner Bros. France

Cuando las luces se apagan de David F. Sandberg intenta construir una mitología personal, condicionada, eso sí, por las limitaciones de su propias lógicas.

De su trama podríamos alabar una parte media que quiere despegar pero que no lo consigue a plenitud. El inicio se aborda de manera brusca (suma puntos para el terror, al tiempo que los resta para la construcción de la historia), y el final es arrastrado hacia una conclusión manejada con mesura, que marca una pauta positiva para un cierre conveniente de la historia y que no desemboca en la anacronía.

En cuanto a los personajes, se trabajan de manera significativa y con el cuidado del caso. Se trata de explorar una tensa relación entre madre e hija que se incorpora de manera sutil, pero que no indaga en algunas problemáticas de fondo a las que se podría aventurar, y esta incapacidad de asumir el riesgo me frena para brindarle una mejor valoración. No obstante, no son personajes acartonados y eso es una virtud a destacar.

La desventaja quizá provenga de los diálogos y de los elementos de terror. En el primer caso, donde se podría explotar los conceptos del doble, de la ausencia y la oscuridad, solo caben parlamentos enfocados en la acción; en la situación segunda, la intervención de la entidad antagónica se torna por momentos reiterativa.

A pesar de ello, Cuando las luces se apagan nos deja una sensación de desasosiego, y nos impulsa a no caminar por los pasillos de nuestras casas sin antes haber encendido por lo menos una luz.

Imagen cortesía de Warner Bros. France

Llegué a Jordan Peele con la insólita ¡Huye!, una cinta tan desconcertante como envolvente, una mezcla de terror psicológico y humor negro, una excelente película del género y a la vez una descarnada crítica a la sociedad.

En esta línea se instala Nosotros, y se construye con una mirada fija en la capacidad para sorprender al espectador, y con un ojo atento al tratamiento estético.

Al explorar el tema del doble y cuestionar la identidad propia, se hila una historia de manera impecable, y se incrustan cajas chinas que permiten a Peele construir un imaginario muy potente.

La banda sonora, a cargo de Michael Abels, impacta desde el primer momento, y mantiene sus luces, sin decaer, durante todo el film.

Quizá la vuelta de tuerca del final pueda ser intuida por el ojo atento, pero finalmente no pienso que se pueda predecir con toda seguridad.

Al dramatismo y la tensión, Peele imprime, con un contraste muy calibrado, ciertos toques de comedia que brindan una particularidad por demás llamativa. Incrusta un humor amargo que no se siente ni fuera de tono ni forzado y que no desentona con la tónica de la historia. Y esta cualidad la califico con la máxima puntuación.

Sin lugar a dudas Jordan Peele, junto a Robert Eggers y Ari Aster, forman esa triada de innovadores que están cambiando las reglas del juego del terror moderno.


Amusement
Fotograma cortesía de Picturehouse Entertainment.

Para que una película cause espanto se debe contar con un arte admirable; para que produzca horror, se requiere de un ojo entrenado que no abuse del gore ni recurra a excesos gratuitos; y para que la historia infunda angustia es necesario producir películas que en el futuro sean selectas. Provocar espanto, horror y angustia al mismo tiempo (aunque a diferentes niveles en este caso) solo lo consiguen pocas cintas, y Amusement puede ser incluida sin ningún problema en la lista. Una ficción que va de menos a más, y que en su evolución interna asciende paulatina y positivamente en la escala de temores. En cuanto a su estructura, cohesiona de manera acertada el argumento tripartito y se torna en una propuesta llamativa y fuera del uso común. Únicamente resto puntos por la ausencia de diálogos aceptables (la nota más baja en esta calificación), y por el casi incongruente final, donde resto dos fracciones en la casilla correspondiente.

Los elementos de terror dentro de la historia fluyen de manera correcta, abundante y variada; no son reiterativos y no llegan a estresar en su visión estética. Una amalgama que se siente agradable también en la incorporación de canciones y una banda sonora respetable.

Por su heterogeneidad y coherencia general califico de manera muy positiva la película de Simpson.

Amusement
Fotograma cortesía de Picturehouse Entertainment.
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