¿Quién mató a Driss Assani?
- Diego Maenza
- 16 oct 2018
- 2 Min. de lectura

El inmigrante togolés Driss Assani, jugador de un equipo de fútbol de segunda división en la región de las Ardenas belgas, es encontrado muerto en el río Semois en la localidad de Heiderfeld. Aparentemente Driss se ha lanzado del puente de los suicidios. Esta apertura de la historia nos trae un eco de Twin Peaks, cuando el cuerpo sin vida de Laura Palmer es hallado a orillas del lago Black y este descubrimiento macabro encadena una serie de acciones oscuras de los habitantes. Pues no será diferente en La Trêve.
Resulta estimulante el condimento psicológico que traspasa los capítulos de principio a fin, y por sobre todo el esmero de la fotografía al captar tomas panorámicas de la naturaleza.
Adentrándonos en la historia, un abanico de sospechosos (de hecho, casi todos en el pueblo tienen un pasado con Assani) radicalizará la investigación casi paranoica del inspector Yoann Peeters, a quien descubrimos desequilibrado en lo mental y con problemas de toxicomanía, y quien no cree que la muerte de Assani haya sido voluntaria.
La aparición de un supremacista nazi con un oscuro pasado, aparentemente rehabilitado desde hace treinta años, cuando terminó de pagar la condena por actos de violencia racista, tornará más confuso el panorama de intrigas.
Desfilan personajes y hechos llamativos y oscuros: un ermitaño que vive en el bosque y que asegura ver a la virgen, un excéntrico joven (hijo de un diplomático con inmunidad) que organiza fiestas orgiásticas, y los misteriosos grabados de símbolos espirituales que empiezan a aparecer por doquier.

La Trêve, o La tregua, como es traducido el título del serial, condiciona al espectador para la tensión y la sorpresa.
La muerte de Assani destapa no solo los secretos más íntimos de los habitantes: los gustos sadomasoquistas de dos hermanos granjeros que se amanceban incestuosamente, el director técnico del equipo de fútbol que paga a los chicos por obtener la satisfacción del sexo oral, el acoso, los engaños extramaritales y la violencia, o el deseo y pasión de varias mujeres cautivadas por el joven africano ahora fallecido, resultan solo pequeños destellos en la gran explosión que cubrirá el poblado con tramas gigantescas de corrupción, con mafiosos arreglos de partidos de fútbol y las inescrupulosas e intimidantes formas de persuadir que maneja la alcaldesa para construir una presa que atravesará terrenos aledaños al pueblo.
La brutalidad humana, las drogas, el aborto, la muerte, son solo algunas temáticas transversales que sobrevuelan a los personajes, pero también el angustioso drama de Peeters en calidad de padre de una hija adolescente marcará la cadencia de la tensión a la que nos habituará de forma adictiva La Trêve.
Una excelente serie para comprender que las motivaciones humanas de otros lados del mundo no son tan diferentes de las nuestras.
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