Laura Echevarría: " Mis personajes y sus historias cambiaron el curso de mi narrativa”
- Diego Maenza
- 23 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Laura Echevarría nació en la Ciudad de México. Ha sido bailarina, maestra y coreógrafa de ballet. Durante los últimos años se ha dedicado a la literatura. Cursó el diplomado Laboratorio de Novela, dirigido por Celso Santajuliana, donde escribió su primera novela: El espejo, obra finalista en el VIII Concurso Internacional Contacto Latino (2020). Obtuvo el Premio Diodati 2017 por su segunda novela: Berenice, publicada en 2018 por editorial Narratio. A la fecha ha publicado varios cuentos seleccionados en diferentes antologías. Su novela El espejo, a mi parecer es una obra elegante y envolvente, escrita con una prosa que no raya en la rimbombancia ni peca de sequedad, que nos muestra que la realidad también tiene otros contornos, otros matices, otros reflejos.
A finales de septiembre contacté con la autora. Este es el resultado de nuestro ameno intercambio.

¿De qué forma llegó a la escritura Laura Echevarría?
Desde niña me encantó leer y escribía un diario, cartas, anécdotas, pensamientos, etc. Mi madre, que fue dramaturga, me insistía en que tomara la carrera de Letras, pero a mí me apasionaba la danza y a eso me dediqué. Después de que murió mi madre, decidí buscar escuelas y talleres en donde pudiera adquirir herramientas para aprender el oficio. Por esa razón le dedico a ella mi primera novela, porque siempre creyó que yo tenía facilidad para escribir.
¿Cómo fue concebida su novela El espejo?
Mi abuelo, que vivía con nosotros, era un gran contador de historias (nunca supe si ciertas o inventadas por él), y siempre en la sobremesa, nos tenía embobados a los nietos con sus relatos.
Una de esas historias es precisamente la de sus hermanas gemelas, a las que nunca conocí, pero que inspiraron la novela El espejo imaginando cómo serían sus vidas y desde luego uno de esos personajes es mi mismo abuelo.
En El espejo se maneja, en principio, un recurso proveniente del realismo mágico, me refiero a la inclusión con naturalidad de tradiciones y supersticiones (Marina lanza maldeojo; Rita lo cura); no obstante, el fluir de la narración toma otros cauces. ¿A qué responde el uso de este recurso y de qué manera asume su literatura en la configuración de un estilo propio?
En los pueblos mexicanos existen muchas leyendas y creencias sobrenaturales. Al irse Marina del pueblo a la Ciudad de México su vida se va transformando, y también la de Rita pues le falta su contrapeso. De una manera natural sus personalidades cambian. Años después se encontraran de nuevo. ¿Quién es la mala y quién la buena? Fueron mis personajes y sus historias los que me llevaron a cambiar el curso de mi narrativa.
A Marina, desde temprana edad, la atormenta el fantasma del machismo, no solo en su apartado pueblo, sino también en la ciudad. ¿Es el reflejo de una sociedad contemporánea violenta?
Así es. Quise tocar el tema del machismo y la violencia hacia las mujeres que por desgracia tanto afecta a nuestro país.
Háblenos de Berenice, su primera novela publicada, en la cual ya se dan atisbos de la mezcla entre una psicológica alterna de los personajes que invade la realidad.
Fue un experimento de mi maestro Celso Santajuliana, quien ideó, en homenaje a Lord Byron que invitó, hacía cien años, a varios escritores (entre ellos a Mary Shelley), a escribir novelas de terror en su villa Diodati. Fuimos cinco escritoras que junto con Celso, nos encerramos exclusivamente a escribir en una casa en Valle de Bravo, México. En diez días, surgieron los primeros borradores. Berenice es una amiga imaginaria de la hija de Fernanda, una escritora. Aproveché mis propias vivencias de cuando residí, de recién casada, en un edificio muy antiguo en donde sucedían cosas inexplicables.

Parte de su trabajo narrativo ha sido publicado en varias antologías. ¿Qué nos podría contar acerca de sus relatos?
Por iniciativa de una compañera surgió la idea de crear estas antologías con el sello “Mujeres que cuentan” He participado en tres de cuatro que se han publicado. En “Once mujeres que cuentan erotismo” participé con mi cuento La fuga de Misha en donde narro la historia de un pianista y de un crítico de arte que se apasiona por él. En “Mujeres de miedo que cuentan” tomé el tema de la muerte de cuna en mi cuento La hora del crepúsculo en dónde la muerte es representada por una viejecita ciega que absorbe el aliento de los recién nacidos y en “Mujeres que cuentan secretos” narro sobre un anónimo que recibe una mujer aparentemente casada y feliz en La Cuadratura del triángulo.
¿Cómo ve la actual producción literaria en México?
Muy difícil y más ahora con la pandemia. De hecho nuestra última antología estaba programada para salir en mayo, pero las imprentas han cerrado. Incluso la Feria internacional del libro de Guadalajara se canceló y ya teníamos programada la presentación de nuestra última antología.
¿Y en la literatura en español?
España es por tradición una de las más grandes poseedoras de editoriales y de importantes escritores.
Escritoras o autores que nos recomiende.
A los grandes clásicos, por supuesto. Y de los contemporáneos, a mí en lo personal y de los más recientes que he leído: Philip Roth, Toni Morrison, Elena Garro, Laura Restrepo, desde luego, los imperdible García Márquez, Saramago, Murakami, Baricco y bueno tantos otros que no terminaría nunca.

¿En qué proyectos se encuentra trabajando en la actualidad?
Actualmente estoy en la etapa más ardua de la escritura: la corrección de mi tercera novela. Cuento la historia fantástica de una mujer vieja y amargada que tiene la oportunidad de regresar en el tiempo y tomar otros caminos, las pasiones que no pudo cumplir: convertirse en una bailarina de ballet y encontrar al novio de su juventud.
Muchas gracias, Laura, por su tiempo.
Al contrario, gracias Diego por su entrevista.
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